Ya me perdonaréis por tardar tantísimo en actualizar el blog, pero es que desde que he pasado de bebé a niño estoy que no paro. Claro, me ha pillado así de sopetón, de un día para otro, y a uno le cuesta adaptarse. Con 23 meses y 29 días eres un bebé y ¡zas! al día siguiente ya eres un niño. Y te toca comer solo todos los días, dejar de protestar, dormir en cama, hacer pis en el orinal y taaaaaantas otras cosas. A un adulto querría ver yo en esta tesitura.
Total, que he cumplido dos años y esto se ha revolucionado. Me hicieron fiesta en el cole, con corona de cumpleaños y todo, fiesta en casa con la familia y fiesta en casa con los amigos, ambas con tarta y velitas (y esta vez no lloré al verlas). Una semana entera celebrando mi cumpleaños, como para no liarse. Luego se cruza uno con la Virgen de Roncesvalles, con corona y rodeada de cirios y, claro, le sale cantarle el cumpleaños feliz.
En fin, que ya soy oficialmente un niño de dos añitos. Dos. Que ya sé poner los dedos.
Esta es la súper merienda que me preparó mi madre el día de mi cumpleaños. Yogur, melocotón en almíbar y manzana simulando ser un huevo frito con patatas. En la foto estoy muy contento, pero cuando me lo tuve que comer monté la de San Quintín. Cualquiera me convencía a mí de que eso era yogur y no huevo...
Este soy yo después de soplar las velas. Estoy algo contrariado, pero os prometo que no lloré.
Aquí estoy con mi garaje, regalo de mis yayos, y con mi moto nueva, regalo de mi otra yaya.
Y esta es mi cama nueva de mayor. Graaaaandeeeee...
Total, que he cumplido dos años y esto se ha revolucionado. Me hicieron fiesta en el cole, con corona de cumpleaños y todo, fiesta en casa con la familia y fiesta en casa con los amigos, ambas con tarta y velitas (y esta vez no lloré al verlas). Una semana entera celebrando mi cumpleaños, como para no liarse. Luego se cruza uno con la Virgen de Roncesvalles, con corona y rodeada de cirios y, claro, le sale cantarle el cumpleaños feliz.
En fin, que ya soy oficialmente un niño de dos añitos. Dos. Que ya sé poner los dedos.
Esta es la súper merienda que me preparó mi madre el día de mi cumpleaños. Yogur, melocotón en almíbar y manzana simulando ser un huevo frito con patatas. En la foto estoy muy contento, pero cuando me lo tuve que comer monté la de San Quintín. Cualquiera me convencía a mí de que eso era yogur y no huevo...
Este soy yo después de soplar las velas. Estoy algo contrariado, pero os prometo que no lloré.
Aquí estoy con mi garaje, regalo de mis yayos, y con mi moto nueva, regalo de mi otra yaya.
Y esta es mi cama nueva de mayor. Graaaaandeeeee...