Hace unos días mis papás me llevaron al cine por primera vez. En casa no aguanto una película entera ni aunque me aten porque siempre hay algo por ahí que me llama la atención, pero pensaron que en una sala de cine, a oscuras, con un pedazo de pantalla y uno a cada lado cerrándome cualquier vía de escape, la cosa sería distinta. ¿Sí? Pues tururú.
El que me tragara "El Mago de Oz" dos veces seguidas un par de días antes y casi sin inmutarme (qué maja es esa película) fue un hecho aislado. También es verdad que la película elegida, Cars 2, (elegida por mis padres porque mi afición desmedida hacia las grúas ha sido desbancada por una afición desmedida hacia los coches), era una película demasiado complicada para un niño que aún no ha cumplido los 3 años. Casi resultó hasta difícil de seguir para ellos, que tenían que estar pendientes de mí, así que no os digo más.
En resumen, les hice salir de la sala dos veces (una para hacer pis y otra para jorearme), cambiarnos de asientos otra (por ponernos en una fila más cercana a la puerta, visto el plan) y mantenerme sentado en la butaca la última media hora. Si no pregunté veinte veces cuándo nos íbamos a casa no se lo pregunté ninguna. Y, aún así, ahí me tuvieron la película entera. Está visto que tenían que amortizar las entradas. Al final, por joder, les dije que eso del cine me había gustado mucho. A ver si se atreven a llevarme otra vez.
El que me tragara "El Mago de Oz" dos veces seguidas un par de días antes y casi sin inmutarme (qué maja es esa película) fue un hecho aislado. También es verdad que la película elegida, Cars 2, (elegida por mis padres porque mi afición desmedida hacia las grúas ha sido desbancada por una afición desmedida hacia los coches), era una película demasiado complicada para un niño que aún no ha cumplido los 3 años. Casi resultó hasta difícil de seguir para ellos, que tenían que estar pendientes de mí, así que no os digo más.
En resumen, les hice salir de la sala dos veces (una para hacer pis y otra para jorearme), cambiarnos de asientos otra (por ponernos en una fila más cercana a la puerta, visto el plan) y mantenerme sentado en la butaca la última media hora. Si no pregunté veinte veces cuándo nos íbamos a casa no se lo pregunté ninguna. Y, aún así, ahí me tuvieron la película entera. Está visto que tenían que amortizar las entradas. Al final, por joder, les dije que eso del cine me había gustado mucho. A ver si se atreven a llevarme otra vez.