lunes, 22 de agosto de 2011

el cine


Hace unos días mis papás me llevaron al cine por primera vez. En casa no aguanto una película entera ni aunque me aten porque siempre hay algo por ahí que me llama la atención, pero pensaron que en una sala de cine, a oscuras, con un pedazo de pantalla y uno a cada lado cerrándome cualquier vía de escape, la cosa sería distinta. ¿Sí? Pues tururú.

El que me tragara "El Mago de Oz" dos veces seguidas un par de días antes y casi sin inmutarme (qué maja es esa película) fue un hecho aislado. También es verdad que la película elegida, Cars 2, (elegida por mis padres porque mi afición desmedida hacia las grúas ha sido desbancada por una afición desmedida hacia los coches), era una película demasiado complicada para un niño que aún no ha cumplido los 3 años. Casi resultó hasta difícil de seguir para ellos, que tenían que estar pendientes de mí, así que no os digo más.

En resumen, les hice salir de la sala dos veces (una para hacer pis y otra para jorearme), cambiarnos de asientos otra (por ponernos en una fila más cercana a la puerta, visto el plan) y mantenerme sentado en la butaca la última media hora. Si no pregunté veinte veces cuándo nos íbamos a casa no se lo pregunté ninguna. Y, aún así, ahí me tuvieron la película entera. Está visto que tenían que amortizar las entradas. Al final, por joder, les dije que eso del cine me había gustado mucho. A ver si se atreven a llevarme otra vez.

miércoles, 10 de agosto de 2011

ya estoy aquí


Pues sí. Soy Mario y estoy usurpando el blog de mi hermano que, a partir de ahora, pasa a ser de los dos. Y, como hizo él en su día, voy a comenzar presentándome.

Me llamo Mario, aunque en casa me llaman Mariete. Acabo de cumplir tres meses y sigo los pasos de mi hermano en eso de pegarme el día en la teta y no saber dormirme solito. Sin embargo, mis papás dicen que soy un pelín "mejor" de lo que era él y les dejo vivir un poco más (para ser sincero, en realidad creo que no es mérito mío sino consecuencia de que ellos ya no son primerizos y se lo toman de otra manera).

Como he dicho, duermo poco durante el día y algo más durante la noche, aunque la toma nocturna no me la quita nadie. Si me duermo es gracias a la teta de mi mamá o a la paciencia de mi papá, que me tumba sobre su pecho hasta que me quedo sopa, y él conmigo.

Sonrío mucho cuando me dicen cositas y me hacen caso; si no me lo hacen, protesto y lloriqueo. Pero es normal, ¿no? ¡Soy un bebé de tres meses! Ya aguanto algún que otro rato en la hamaca mirando a los muñequitos. Cuando agarro uno, como aún me cuesta un poco coordinar mis movimientos, no lo suelto en un ratito para evitarme tener que volver a hacer el esfuerzo de cogerlo.

No me gusta especialmente ir en el capazo ni en el coche; me canso enseguida si no me duermo. Lo que sí que me gusta mucho es el baño, y por eso me enfado cuando toca la hora de salir. Mis padres no lo entienden, pero yo lo veo de lo más normal. Estoy ahí tan a gusto, moviendo las piernas de aquí para allá y, de repente, me sacan para enrollarme en una toalla. Cualquiera protestaría ¿no? Los adultos deberían darse cuenta de que los bebés no tenemos ninguna posibilidad de decisión sobre nuestro actos porque ellos lo deciden todo por nosotros: ahora te baño, ahora te saco, ahora te siento en la hamaca, ahora te llevo de paseo. Si ellos experimentaran eso por un momento seguro que también protestarían.

Me llevo muy bien con toda mi familia, incluido mi hermano., al que dicen que me parezco bastante. Mateo me quiere mucho aunque alguna que otra vez me asusta y me hace llorar porque no se acuerda de que soy pequeño y me pega cada grito que para qué.

Y no sé qué más contaros porque tampoco este tiempo me ha dado para mucho más. A ver si crezco y hago más cositas.