Para el día de la madre Mario preparó en la guardería una sorpresa para mamá: una tarjeta y una caja llena de deliciosos bombones que había preparado él "solito". Como había bastantes, decidió repartirlos entre la familia y así todos pudimos disfrutar de ellos.
Y papá y yo, como no habíamos preparado nada, el domingo tuvimos que improvisar. ¡Menuda sorpresa se llevó mamá cuando por la mañana le regalé un ramo de rosas comestible! Nos quedó muy bien y le gustó mucho... ¡y a nosotros también! (bueno, menos a Mario; le picaba el sidral...).