martes, 30 de junio de 2009

el dni

El otro día, como nos íbamos a ir de excursión al extranjero, mis papás tuvieron que sacarme el DNI. Tuvieron que hacerlo todo a última hora deprisa y corriendo, pero al final lo consiguieron y ya no soy un indocumentado.

Primero me llevaron a un fotógrafo para que me hiciera una foto digna. Mi mamá se pensaba que iba a tener que atarme con correas a la silla para que me estuviera quieto, pero nada más lejos de la realidad: me subieron al taburete y posé como un profesional. La primera foto fue la buena. Yo es que es ver una cámara y darlo todo. No sé a quién habré salido.

Después, con todos los documentos que mi padre tuvo que ir a solicitar en bicicleta por media ciudad, fuimos a la comisaría. No pudieron tomarme las huellas dactilares porque nos dijeron que hasta el año los bebés no las tenemos visibles (o la máquina no las registra, vamos), así que ni me pringué de tinta ni nada. Nos comentaron que sí que se registran las de los pies pero que, claro, hacer eso con un bebé resulta demasiado follón, así que nada. Casi mejor, porque si hubieran pretendido hacer eso conmigo seguro que la cosa no habría salido tan rápida como la foto.

Unas cuantas preguntas, dos fotos, diez euros, y ya tenía carné. Mis papás dicen que parece que lo hayan comprado en una feria. La verdad es que entre mi foto y las tres rayas que me han puesto como firma, el documento muy serio no parece. Pero tendrá que valer hasta dentro de cinco años.



Por cierto, la excursión fue en avión y me porté bastante bien durante mi primera experiencia aérea. Di que mis padres me durmieron a la primera de cambio y el rato que estuve despierto no pararon de hacerme tontadas para entretenerme, pero el caso es que llegamos, volvimos, y no se les han quitado las ganas de hacerlo otra vez.

jueves, 11 de junio de 2009

novedades gastronómicas

Últimamente he incorporado a mi dieta algunos alimentos nuevos: el yogur, el pescado blanco y el pan.

El yogur al principio no es que me gustara mucho, pero poco a poco me lo voy comiendo mejor (eso sí, me pongo de yogur como se ve en la foto).
Lo mismo me pasó con el pescado. Mis padres me deleitan con un fletán cocido al microondas que ya me gustaría a mí vérselo comer a ellos, por mucho aceite de oliva que le echen, y que los primeros días me sabía a cuerno quemado. Como no había manera de dármelo "suelto", decidieron colármelo en el biberón mezclado con la leche con cereales. Ya lo sé, parece una guarrada, pero mi padre dice que tiene que estar bueno porque no se diferencia mucho de la pasta para croquetas. Yo no sé lo que son las croquetas, pero es verdad que así sí que he ido cogiéndole el gustillo y ahora ya me lo como en platico antes de los cereales.
Y el pan se ha convertido en mi entretenimiento de entre horas. Que me pongo tonto cuando vamos de paseo, palote de pan al canto. También me pongo echo un Cristo, pero me lo paso pipa mordiendo y chupando.

Lo que no me gusta tanto como antes es la papilla de frutas. Mis papás sospechan que es culpa del plátano porque si no le echan me la como un poco mejor. Si es eso, entonces he salido a mi mamá; según cuenta la abuela Azucena, a mi mamá no había manera de colarle el plátano en la papilla. Mi papá está muy preocupado por este asunto, principalmente porque casi siempre me da la papilla de frutas él y le cuesta una pelea diaria, así que últimamente me la maquilla con galletas y con cereales. De aquí a nada, como no le funcione, me va a echar carne, porque sabe que eso me lo como estupendamente.


miércoles, 3 de junio de 2009

mi nana

Cuando nací, mis papás se dieron cuenta de que no conocían ninguna nana que cantarme. Un día escucharon los primeros versos de una en una película apestosa de esas que les gusta ver de vez en cuando en la tele que decía así:

A la nanita nana, nanita ea...
mi niño tiene sueño, bendito sea, bendito sea...

A partir de ahí, mi mamá, que es muy apañada, se inventó el resto de la letra con la misma melodía y me "compuso" una nana propia:

Mi niño tiene sueño y quiere dormir,
un coro de angelitos ya va a venir.
El coro de angelitos le canta nanas,
para dormir profundo hasta la mañana.
Y cuando en la mañana ya saga el sol,
abrirá los ojitos, mi corazón.

La letra es un poco cursi, lo sé, pero es que es una nana. Y yo soy un bebé. Y mi mamá se la inventó en cinco minutos, así que no se le puede pedir más. Mis papás me cantan una nana que ningunos otros papás del mundo cantan a otro niño, y eso mola. Aunque mi papá le cambie la letra cada dos por tres y a veces venga un coro de angelitos, otra uno de pajaritos y suela terminar la nana cantándome que me duerma de una puñetera vez.