Están guardadas en un cajón de nuestra habitación. Cuando quiero, lo abro y las saco. No toco nada más. Algunas veces las mordisqueo; otras, me las pongo en la cabeza. Y bien chulo que voy.
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Me llamo Mateo y soy un bebé. O eso me han dicho. Como no hay manera de que el mundo me entienda por mucho que hable, gesticule o berree, he decidido montarme un blog y desahogarme en él.
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