En mi cole, por ejemplo, nos pidieron que decorásemos una bota de Navidad y un Gingerbread Man. Un poco de galleta machacada, unos Lacasitos, papel de plata, espumillón, cartulina roja y... ¡tachán!
A Mario le pidieron cosas menos definidas: un elemento decorativo y escribir un deseo de sus papás para él. Chúpate esa. Lo primero lo resolvieron tirando de reciclaje; lo segundo... en fin. Para mí que que pensaron que para quedarse en cursis con deseos como "que sea feliz", "que tenga amor" y cosas de ese estilo mejor se pasaban tres pueblos y concursaban directamente para llevarse el título de "Reñoños de la guardería".
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