Si os fijáis bien en la pared blanca de la foto veréis que hay un trocito que parece haber sido tapado con yeso. Ese trocito, hasta hace bien poco, era un agujero oscuro y profundo en el que siempre nos deteníamos cuando pasábamos por aquí porque... ¡en ese agujero vivía un monstruo misterioso! Cuando nos sentíamos valientes, mirábamos por él hacia dentro de su guarida o metíamos la mano temiendo que en cualquier momento ¡zas!, nos pegase un bocado. Pero un día, ¡oh, alguien había tapado el agujero! Nos sorprendimos y nos preocupamos. ¿Qué habría sido del monstruo? ¿Adónde habrá ido? De lo que estamos seguros es de que habrá sido lo suficientemente rápido como para escapar antes de quedarse encerrado.
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