El sábado fui de compras con mis papás. Tienen que comprarse una cosa que se llama armario y fuimos a una tienda a que nos dijeran cuanto cuesta uno (por la cara que pusieron mis papás, una pasta). Yo estuve un rato en el capazo, otro rato en brazos de mamá y otro, en brazos de papá. Tanto ir de aquí para allá debió de sentarme un poco mal y, cuando ya nos íbamos, vomité. Nadie se dio cuenta y yo no dije nada pero mi mamá, que se fija en todo, descubrió la vomitina en la manga de papá y no se pudo callar.
- Vaya, ha vomitado un poquito (en realidad, la vomitina recorría toda la manga de la chaqueta de mi papá)
- Uy, pobrecito - dijo la señora de la tienda - No pasa nada, es un niño...
- Hombre, pues sí - dijo mi papá - Peor hubiera sido si hubiese sido un adulto.
- Y peor aún si encima hubiera estado borracho - apostilló mi mamá mientras limpiaba los restos de leche de la manga de mi papá con mi babero.
Yo no entendía nada, pero la señora de la tienda parecía estar aguantándose la risa.
- Vaya, ha vomitado un poquito (en realidad, la vomitina recorría toda la manga de la chaqueta de mi papá)
- Uy, pobrecito - dijo la señora de la tienda - No pasa nada, es un niño...
- Hombre, pues sí - dijo mi papá - Peor hubiera sido si hubiese sido un adulto.
- Y peor aún si encima hubiera estado borracho - apostilló mi mamá mientras limpiaba los restos de leche de la manga de mi papá con mi babero.
Yo no entendía nada, pero la señora de la tienda parecía estar aguantándose la risa.
Y lo que me reí el domingo cuando tu papá te imitaba.
ResponderEliminarEspero que cuando seas mayor el chino de la calle Ávila siga abierto... te va a encantar.
Pero no has satisfecho ni mi curiosidad ni la de tu madre: ¿realmente estabas borracho?, no pasa nada, a todos nos ha ocurrido al menos una vez en la vida. Eso sí, en caso afirmativo (no hace falta que confieses públicamente) te recomiendo que te pongas en manos de un especialista. Estas cosas hay que atajarlas de raíz (sobre todo a tu edad que no tienes el hígado desarrollado completamente).
ResponderEliminarEn realidad mi mami se refería a un adulto borracho. Aún me quedan unos años para que me sienten mal las pizzas al volver a casa... Doce, por lo menos.
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