Ayer mis papás dieron un golpe de estado. Me mandaron por la tarde con mis abuelos y, cuando volví a casa, me encontré con que habían sacado mi cuna del que había sido mi dormitorio durante casi ocho meses (y el suyo), y la habían colocado en el cuarto del mono. "Pobre mono", comentó uno de los amigos de mi papá cuando se enteró de la noticia. Y pobres vecinos, porque esta habitación da al patio de luces y se me oye berrear con eco.
Tuvieron que reestructurar toda la habitación, porque es muy pequeña, pero al final la apañaron para que les cupiera todo y ahí pasé mi primera noche. Me he despertado un par de veces, pero parece ser que hemos superado la prueba. Ya veremos cuando empiece a apretar el calor, con la solana que entra en ese cuarto, si no tengo que volverme a dormir con los papás. De momento, ellos han recuperado la libertad de encender la luz de la mesilla cuando se van a acostar, se evitan la aventura de tener que buscar el pijama a tientas y pueden disfrutar del placer de leer en la cama antes de dormir, que no es poco.
Tuvieron que reestructurar toda la habitación, porque es muy pequeña, pero al final la apañaron para que les cupiera todo y ahí pasé mi primera noche. Me he despertado un par de veces, pero parece ser que hemos superado la prueba. Ya veremos cuando empiece a apretar el calor, con la solana que entra en ese cuarto, si no tengo que volverme a dormir con los papás. De momento, ellos han recuperado la libertad de encender la luz de la mesilla cuando se van a acostar, se evitan la aventura de tener que buscar el pijama a tientas y pueden disfrutar del placer de leer en la cama antes de dormir, que no es poco.
Mateo, el otro día soñé contigo y con tus papás. Estábamos todos juntos en un sitio de playa y yo te llevaba en brazos. Después de plantarte un sonoro beso en uno de tus golosos mofletes empecé a cantarte "Susanita tiene un ratón". Hasta ahí todo bien, pero de repente, cuando te dije "...que come chocolate y turrón" cogiste tú, y como quien lo hace todos los días, entonaste tranquilamente "...y bolitas de anís".
ResponderEliminarMe quedé completamente alucinada porque en el sueño tenías exactamente la misma edad que en la realidad, y en fin, no dudo de que eres un bebé muy inteligente, pero me pareció un tanto precoz. Llamé corriendo a tus padres para hacerles partícipes de tal proeza, pero cuando nos disponíamos a repetir el experimento, a ver si había sido real o imaginaciones mías, tu amiga Silvia empezó a llorar pidiendo su biberón matutino. Así que nos quedamos con las ganas de averiguarlo.
En fin, otro día será. Un beso, pequeño ruiseñor.
Buf, Silvia me ha salvado por los pelos... Se nota que hemos hecho buenas migas. Marta, te voy a confesar una cosa: soy perfectamente capaz de cantar "Susanita tiene un ratón", "Fly me to the moon", los grandes éxitos de Enrique y Ana y las tres ediciones del Cantajuegos completitas, entre otras cosas, pero paso de que mis padres se enteren porque ya es lo que me faltaba... que se creyeran que ya soy capaz de entenderles, de comunicarme y de razonar. Menuda paliza me iban a dar. Quiero seguir siendo bebé un poco más así que... ssshhhhh... no se lo digas a nadie... ¡Y cuidado con lo que sueñas! Un beso.
ResponderEliminarDe acuerdo, no diremos ni una sola palabra a tus padres, que esos, como se enteren son capaces de mandarte a "Lluvia de estrellas" para sacarse un sobresueldo, que una vez ya quisieron explotarte usándote como bebé-mopa, que lo sepas.
ResponderEliminarY en cuanto a mis sueños... creo que voy a dejar de ver el Cantajuego durante una temporada.
Ciao, guapetón.