Escribo este post también en nombre de mi hermano para dejar constancia de las pintas con las que nuestros padres han tenido la desvergüenza de llevarnos este año a la playa. Mi hermano lleva un gorro que parece un calcetín enano y yo parezco un chuloplaya recién llegado de la ruta del bacalao. Para rato bajan ellos con esas pintas pero, claro, nosotros, ajo y agua. Quéjate que te va a dar lo mismo. El año que viene habrá que ponerse firmes y unir fuerzas ante semejante humillación.
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