miércoles, 21 de diciembre de 2011

ya gateo

Hola, soy Mariete y ya gateo. Hace un par de días que me he puesto en serio y me lo paso pipa. Me recorro la casa y me entretengo tocándolo todo, aunque mis objetos preferidos son las revistas de debajo de la mesa del salón, el tape de la ducha, el taburete del baño pequeño y la papelera del baño grande. Todo me llama la atención. Aunque mi mamá dice que soy más trasto que mi hermano, me porto bastante bien y mis papás y mis yayos se lo pasan muy bien conmigo. Casi siempre estoy de buen humor, sonriendo y dando palmitas, sobre todo cuando juego con mi hermano, que me hace reír muchísimo. Lo único que no llevan bien mis padres es que no les dejo dormir demasiado pero, bueno, como con mi hermano ya pasaron por eso, se lo toman con resignación.

A ver si mi madre espabila y va colgando alguna foto y algún vídeo, que vamos con un retraso...

lunes, 14 de noviembre de 2011

Mateo y el partido de fútbol

Ayer fui por primera vez a ver un partido de fútbol. Había pasado muchas veces frente al campo y siempre tuve curiosidad por saber qué había ahí dentro. Así que ayer, aprovechando que se celebraba un partido benéfico, mi padre decidió llevarme. Era por una buena causa, la entrada no costaba mucho y, si me cansaba a los diez minutos, la pérdida tampoco habría sido lamentable.

El domingo anterior ya lo habíamos intentado, y de hecho fuimos hasta el campo, pero al llegar a la puerta mi padre se enteró de que el partido era al domingo siguiente y nos tuvimos que volver a casa. Mi padre y su cabeza.

Esta vez nos acompañaron un amigo de mis papás y su hijo, con el que me llevo bastante bien, así que la cosa estuvo entretenida. Al partido le prestaríamos atención diez minutos (lo que más me gustó fue las actuación de unos paracaidistas que cayeron sobre el campo), pero después nos pusimos a jugar con los coches entre las gradas y nos lo pasamos pipa.

Al volver a casa, mi madre me preguntó cómo habían quedado y yo le contesté que bien. A mi mamá debió de hacerle mucha gracia la respuesta porque casi se me come a besos.

viernes, 9 de septiembre de 2011

un conejo con ramas para saltar

Eso es lo primero que he dibujado en el colegio. Mi madre, no sé si por darme el gusto, por amor de madre o porque es verdad, me ha dicho que lo ve perfectamente. Por si vosotros no lo veis tan claro, ahí va el dibujo original y el dibujo "explicado".


jueves, 8 de septiembre de 2011

mi primer día en el cole de mayores


El martes fue mi primer día en el cole de mayores. Mis padres llevaban días, semanas, recordándome que iba a ir al cole de mayores, diciéndome que iba a conocer a niños nuevos, que era una cosa muy importante, blablabla... Menuda paliza me han dado, todo el verano con lo mismo.

Por fin, ese día tan importante llegó. Me levantaron más temprano que de costumbre, me hicieron desayunar y vestirme a toda prisa y me sacaron de casa a matacaballo. Total, para meterme en un sitio durante menos de una hora donde me lo pasé pipa jugando con plastilina y haciendo dibujos.

He de reconocer que por la mañana no quería ir. Y lo dije bien clarito: "No quiero ir al cole". Lo que pasa es que luego se me pasó porque, como voy a cumplir tres años pronto, ya seré mayor y no tendré que ir más (mi mamá se rió mucho cuando me escuchó decir eso). Aunque no me importaría seguir yendo porque ya os digo que es bastante divertido.

Al llegar al colegio nos pusieron a los seis niños de mi clase (sé que hay más pero, de momento, sólo he conocido a cinco) en una fila. Justo delante de mí estaba una niña que iba conmigo a la guardería a la que no hice ni caso, a pesar de que ella no dejaba de decirle a su papá "¡Mira, papá, mi amigo Mateo!". Lo siento, pero es que estaba a otra cosa. Estaba a asegurarme de que a todos les ponían en fila como a mí y a que mi mamá seguía por allí rondando. Le dije adiós con la mano y entramos. Y después salí la mar de contento. La foto que os dejo aquí me la sacó mamá justo antes de entrar.

lunes, 5 de septiembre de 2011

mateo y mario


Aquí estamos mi hermano y yo de buen rollo aunque, la verdad, no sé si Mario se fiaba mucho de que no fuera a dejarle caer "accidentalmente". Pobre Mariete. Le tengo un poco asustado porque a veces me pueden los nervios y le pego cada viaje y cada grito que para qué. Me emociono y me descontrolo, pero lo hago sin querer porque en realidad le quiero mucho, más ahora que ya hace alguna cosita más divertida como ruidos, cogerme del pelo o tocarme la cara. Yo creo que nos vamos a llevar bien...


mario insomne


Este soy yo volviendo de juerga a medianoche por un lugar oscuro.

la playa



Escribo este post también en nombre de mi hermano para dejar constancia de las pintas con las que nuestros padres han tenido la desvergüenza de llevarnos este año a la playa. Mi hermano lleva un gorro que parece un calcetín enano y yo parezco un chuloplaya recién llegado de la ruta del bacalao. Para rato bajan ellos con esas pintas pero, claro, nosotros, ajo y agua. Quéjate que te va a dar lo mismo. El año que viene habrá que ponerse firmes y unir fuerzas ante semejante humillación.

la lógica de mateo

Últimamente me da por ser un león muy malo o un dinosaurio muy malo, según toque el día. Hace no mucho, me dio por ser dinosaurio (muy malo, como digo) y, como tal, empecé a comerme a mi abuela a mordiscos.

-¡Te voy a comer un brazo! ¡Ñam!
-¡No, mi brazo, no!
-¡Y ahora el otro brazo!
-¡No, suelta, dinosaurio!
-¡Ñam!
-¡No, socorro, no!
-¡Ahora las piernas! ¡Ñam! ¡Ñam!

A las dos horas, mi abuela decidió que se iba a dar una ducha.

-¿Y para qué te vas a duchar si sólo tienes cabeza?

domingo, 4 de septiembre de 2011

ya empezamos

Ya empiezan mis padres a hacer de las suyas. Algo me había comentado mi hermano pero, como de momento me habían dejado tranquilo, pensé que se les había pasado la tontería y que algo bueno tenía lo de ser el segundo. Pero está visto que no. A mi hermano le tocó la caja del aguinaldo y a mí, la maleta. Al menos estaba blandita.



viernes, 2 de septiembre de 2011

mateo is a punk rocker

Soy un punk rocker. Es lo que hay. Me gusta guitarrear (o hacer como que guitarreo), pegarle golpes a cualquier cosa para hacer ruido, bailar como un loco y gritar como un energúmeno, incluso en inglés inventado. Por la calle me subo a los bancos y canto "Hey, ho, let's go" como homenaje a los Ramones o grito a los cuatro vientos que soy un anticristo emulando al bueno de Syd Vicious.

Mi abuelo sigue teniendo la ilusión de que algún día llegue a ser un cantante lírico de fama internacional, pero me da a mí que eso no es lo mío. A mí me va el ruido. Cuanto más, mejor. A mi madre la tengo asustadica perdida porque lo que más teme en este mundo es tener un hijo "destalentao", y a mi hermano Mario, ni os cuento, que sólo oye ruidos y no sabe por dónde le da el aire. El único que se une a mi afición es mi padre, que se aprovecha de la situación para hacer el gamberro para desgracia de mi madre.

Llevo meses pidiendo un tambor para mi cumpleaños. Mis padres tienen aún la esperanza de que se me olvide el tema pero el 27 de septiembre está al caer y ahí sigo, dale que te pego con el asunto. De momento, me apaño poniéndome un cubo en la cabeza y pegándole golpes a la tapa con una baqueta cutre, pero la cosa no puede seguir así mucho más. Tengo que evolucionar como artista, le pese a quien le pese.

el tren



En marzo viajé en tren por primera vez. El trayecto fue corto pero intenso: desde la estación de Delicias hasta Utebo. Galia me había regalado un pito para la ocasión y, como veis en la foto, hice buen uso de él.

el rayo mcqueen

Si el año pasado mi mayor afición eran las grúas y los vehículos de la construcción en general (ver post), este año me ha dado por las motos y los coches: descapotables, pick-ups, todoterrenos... y de carreras. Para mí, todos son de carreras. Veo coches de carreras por todas partes. Muy cutre tiene que ser el coche para que yo no lo considere de carreras. Consecuencia: me pego los paseos al grito de "¡Mira, un coche de carreras azul!","¡Mira, un coche de carreras rojo!", para paciencia de mis padres. Cualquier vehículo con ruedas me llama la atención, qué le voy a hacer yo. Soy un niño.

Pero si hay un coche por el que sienta especial predilección, ese es el Rayo McQueen. Tengo tres. Uno normalito, que fue el que desencadenó todo (gracias, Galia, nunca te lo agradeceré lo suficiente y mis padres te la guardarán de por vida), uno que me compró mi yaya Nieves que reposta gasolina y sale disparado, y otro que me compró mi yaya Azu que es una falsificación de las que claman al cielo (el Rayo McQueen, por ejemplo, lleva el número 95 y éste el 98) pero que tiene luces, música, se mueve solo de aquí para allá y mola un montón (mis padres también se la guardan a mi abuela Azu).

Como me gusta tanto, siempre me llevo uno a todas partes. Y, claro, normalmente luego no sé dónde lo he metido. Y venga todos a buscar el Rayo McQueen. Porque, claro, volverse a casa sin él es una tragedia. Mi madre se pega el día siguiéndole la pista. Si no fuera por ella, ya lo habría perdido en cualquier parte. Un día, antes de tener el tercero, se extraviaron los dos en casa a la vez. Era la hora de dormir y ya se mascaba la tragedia. Pero, ufff, menos mal que aparecieron y me pude ir a dormir tranquilo con uno bien agarrado en la mano.

Me gusta tanto que ahora, como no se me da muy bien eso de sonreír en las fotos (me parezco a Chandler en el capítulo de las fotos con Mónica), en vez de decir "patata" mi madre me pide que diga "Rayo McQueeeeeeeen" y salgo la mar de majo.

lunes, 22 de agosto de 2011

el cine


Hace unos días mis papás me llevaron al cine por primera vez. En casa no aguanto una película entera ni aunque me aten porque siempre hay algo por ahí que me llama la atención, pero pensaron que en una sala de cine, a oscuras, con un pedazo de pantalla y uno a cada lado cerrándome cualquier vía de escape, la cosa sería distinta. ¿Sí? Pues tururú.

El que me tragara "El Mago de Oz" dos veces seguidas un par de días antes y casi sin inmutarme (qué maja es esa película) fue un hecho aislado. También es verdad que la película elegida, Cars 2, (elegida por mis padres porque mi afición desmedida hacia las grúas ha sido desbancada por una afición desmedida hacia los coches), era una película demasiado complicada para un niño que aún no ha cumplido los 3 años. Casi resultó hasta difícil de seguir para ellos, que tenían que estar pendientes de mí, así que no os digo más.

En resumen, les hice salir de la sala dos veces (una para hacer pis y otra para jorearme), cambiarnos de asientos otra (por ponernos en una fila más cercana a la puerta, visto el plan) y mantenerme sentado en la butaca la última media hora. Si no pregunté veinte veces cuándo nos íbamos a casa no se lo pregunté ninguna. Y, aún así, ahí me tuvieron la película entera. Está visto que tenían que amortizar las entradas. Al final, por joder, les dije que eso del cine me había gustado mucho. A ver si se atreven a llevarme otra vez.

miércoles, 10 de agosto de 2011

ya estoy aquí


Pues sí. Soy Mario y estoy usurpando el blog de mi hermano que, a partir de ahora, pasa a ser de los dos. Y, como hizo él en su día, voy a comenzar presentándome.

Me llamo Mario, aunque en casa me llaman Mariete. Acabo de cumplir tres meses y sigo los pasos de mi hermano en eso de pegarme el día en la teta y no saber dormirme solito. Sin embargo, mis papás dicen que soy un pelín "mejor" de lo que era él y les dejo vivir un poco más (para ser sincero, en realidad creo que no es mérito mío sino consecuencia de que ellos ya no son primerizos y se lo toman de otra manera).

Como he dicho, duermo poco durante el día y algo más durante la noche, aunque la toma nocturna no me la quita nadie. Si me duermo es gracias a la teta de mi mamá o a la paciencia de mi papá, que me tumba sobre su pecho hasta que me quedo sopa, y él conmigo.

Sonrío mucho cuando me dicen cositas y me hacen caso; si no me lo hacen, protesto y lloriqueo. Pero es normal, ¿no? ¡Soy un bebé de tres meses! Ya aguanto algún que otro rato en la hamaca mirando a los muñequitos. Cuando agarro uno, como aún me cuesta un poco coordinar mis movimientos, no lo suelto en un ratito para evitarme tener que volver a hacer el esfuerzo de cogerlo.

No me gusta especialmente ir en el capazo ni en el coche; me canso enseguida si no me duermo. Lo que sí que me gusta mucho es el baño, y por eso me enfado cuando toca la hora de salir. Mis padres no lo entienden, pero yo lo veo de lo más normal. Estoy ahí tan a gusto, moviendo las piernas de aquí para allá y, de repente, me sacan para enrollarme en una toalla. Cualquiera protestaría ¿no? Los adultos deberían darse cuenta de que los bebés no tenemos ninguna posibilidad de decisión sobre nuestro actos porque ellos lo deciden todo por nosotros: ahora te baño, ahora te saco, ahora te siento en la hamaca, ahora te llevo de paseo. Si ellos experimentaran eso por un momento seguro que también protestarían.

Me llevo muy bien con toda mi familia, incluido mi hermano., al que dicen que me parezco bastante. Mateo me quiere mucho aunque alguna que otra vez me asusta y me hace llorar porque no se acuerda de que soy pequeño y me pega cada grito que para qué.

Y no sé qué más contaros porque tampoco este tiempo me ha dado para mucho más. A ver si crezco y hago más cositas.


miércoles, 8 de junio de 2011

el tranvía y la risa de mamá

Ya siento actualizar mi blog de ciento a viento, pero es que esto de ser hermano mayor es muy absorbente. No tengo tiempo para casi nada, y mis papás, menos. En fin, que hace días que quería dejar constancia de una conversación que mantuvimos mi mamá y yo y hoy, por fin, encuentro un ratito para hacerlo.

Resulta que, desde hace unos meses, viajo mucho en tranvía. Lo han inaugurado hace poco y, como a mi mamá no le gusta demasiado bajar al centro en coche, lo hemos convertido en nuestro principal medio de transporte. De hecho, ya me sé todas las paradas de memoria y algunas noches, si no me puedo dormir, las repaso a gritos (sí, ya lo sé, lo normal es contar ovejas, pero cada uno cuenta lo que le da la gana). Un día, repasando el trayecto, le pregunté a mi madre qué parada era la siguiente.

-Emperador Carlos V.
-Emperador Carlos V...
-Eso es. ¿Sabes quién era el Emperador Carlos V?
- Sí.
- A ver quien era, listillo, que siempre contestas que sí y luego no lo sabes.
- Un "pescao".

Y a mamá le entró una risa tremenda.

viernes, 27 de mayo de 2011

os presento a mario

Pues sí, Mario ya está aquí. Nació el 3 de mayo y, unos días después, llegó a casa con mis papás. Llegó dormido y sentado en una cosa un poco rara, y lo primero que dije cuando lo vi fue: "Cuando se despierte, bajará de ahí y nos iremos a jugar a los trenes". Después me di cuenta de que la cosa no iba a ser tan fácil, porque Mario sólo come (mucho), llora y duerme.

La llegada del hermanito no la estoy llevando muy mal, pero reconozco que echo en falta que mis papás, en especial mi mamá, me haga tanto caso como antes. Por eso a veces me porto un poco mal y ya no quiero hacer cosas que antes hacía solito, como comer, pero supongo que se me pasará. De momento, a mis papás los estoy llevando un poco "de culo". Pero, jorobas, tendrán que entender que dejar de ser el rey de la casa de un día para otro no es algo fácil de llevar. Tendrán que darme un poquito de tiempo para asimilarlo.

Con Mario, sin embargo, me llevo muy bien. Le llevo juguetes, le doy besitos y caricias, le canto... A ver si crece pronto y podemos hacer más cosas juntos porque, aunque me hace gracia, ahora es un poco rollo...


jueves, 14 de abril de 2011

el hermanito


Antes de que ya esté aquí, anunciaré que en breves voy a tener un hermanito (es el de la foto). Y si digo en breves, es en breves, porque mi mamá ya lleva un tripón descomunal. Y lo cuento ahora que aún no ha salido más que nada para que no parezca que es algo que me da completamente igual (aunque ya sé que he tenido nueve meses para contarlo y hacerlo casi cuando ya está aquí tampoco denota demasiado interés...).

Si lo cuento es principalmente porque, una vez que salga, supongo que algunos de mis posts tendrán que ver con él, digo yo. Si no, menudo rollo será eso del hermanito. De hecho, me da a mí que tendré que compartir el blog con él (como tantas otras cosas...) y dejarle que él mismo cuente sus historias.

De momento, ya me he tenido que pasar del pañal al calzoncillo (y no me ha costado mucho, todo hay que decirlo) y pronto tendré que empezar a caminar más porque será él quien necesitará ir en carro y mamá no puede llevar a los dos. Yo no digo nada porque a mis papás se les ve ilusionados pero, de momento, yo a esto del hermanito no le veo ninguna ventaja, la verdad.

Por cierto, mi hermanito se va a llamar Mario. Esta vez fue papá quien tuvo que elegir el nombre entre los que apuntaron mis papás en una lista y anda que no le costó. De hecho, Mario en la lista está tachado, pero con ese se quedó al final.

Y poco más os puedo contar de él, porque aún no le conozco. Cuando salga, os lo presento. Yo, hasta entonces, voy a seguir haciéndome el lonchas para que parezca que no me entero mucho y disfrutando de mi reino, que me da a mí que en breves pasará a República. ¡Ay, qué duro me da a mí que va a ser ese cambio de status!

jueves, 10 de marzo de 2011

la carta a los Reyes Magos


Esta es la carta que escribí a los Reyes Magos (con ayuda de mis papás, que soy espabilado pero no tanto). Como después de escribirla cambié de opinión un montón de veces sobre lo que quería pedir, mis padres enviaron a los Reyes un correo electrónico con los últimos cambios a ver si había suerte. El correo decía así:

Queridos Reyes Magos:

Mateo quiere, si es posible, que se añada a la lista de su carta los siguientes regalos:


Un camión de bomberos

Un autobús

Un coche de carreras

Un avión

Un cohete

Una cocinita

Un cuento


Muchas gracias. Un besito para cada una de sus Majestades y para los camellos.


Mateo.


Pero, además de enviar el correo electrónico, le entregué mi cartica al paje real, que curiosamente estaba en un centro comercial de la ciudad. No fuera a ser que los Reyes Magos no estén muy puestos en nuevas tecnologías...

el disfraz de pirata


Este año mis padres han tenido la decencia de disfrazarme para Carnaval como es debido y no utilizar ninguna bolsa de basura para ello. Aunque me he librado por los pelos, que conste.

Al principio me dio por querer disfrazarme de pingüino, pero como escuché a mi madre en una ocasión diciendo algo así como "bueno, le pegamos un redonchel blanco a una bolsa de basura y ya está..." decidí cambiar de apetencia y les dije que quería disfrazarme de pirata. A ver si había narices de hacerme un disfraz de pirata con una bolsa de basura, ¡hombre!

Tuve suerte de que Liat se había disfrazado de pirata el año pasado y Galia, su mamá, me dejó casi todo el disfraz, que si no ya te digo yo que me plantan la bolsa en alguna parte. Pero tampoco me voy a quejar. Mis papás se portaron bien esta vez y resulté un pirata de lo más digno, con garfio, sombrero y todo.

El sombrero me lo compró mi madre en una tienda de disfraces. El señor vendedor le dijo que, como igual me iba un pelín grande, le podía cerrar un poco el agujero con unas grapas. "No se preocupe usted que no le irá grande...", le soltó mi madre. Y, efectivamente, de grande nada. Lo mío con los sombreros es la historia de siempre: demasiada cabeza. De hecho, en el cole este año nos hemos disfrazado todos de cocineros (cocinamos pestiños, que nos salieron buenísimos) y yo tuve que ir con el gorro que hicimos (blanco de cartulina, con macarrones de colores pegados) en la mano todo el día porque, según palabras textuales de mi profe, Mariángeles: "se te cae porque tienes la cabeza demasiado gorda". Claro, debieron utilizar el mismo tamaño de cartulina para todos y a mí se me quedaba corto...

Volviendo al disfraz de pirata, me lo puse el domingo de Carnaval. Ese día quedamos con los amigos de mis papás y sus hijos para ir a un desfile que se hacía por la ciudad y me lo pasé pipa. El chaleco del disfraz se me caía todo el rato, pero gracias a que mi yaya Azu es muy apañada y llevaba imperdibles en el bolso, lo sujetamos bien y ya aguantó el resto del día bastante bien. El garfio lo terminé utilizando de saxofón pero, a parte de eso, puedo decir que el disfraz fue todo un éxito.

los Reyes Magos

Ya sé que es una vergüenza subir un post sobre los Reyes Magos casi a mitad de marzo, pero ya he dicho en otras ocasiones que soy un niño (ya no bebé) de lo más ocupado. Así que más vale tarde que nunca. Por no liarme mucho, os diré que pasé bastante de los tres monarcas.

La cabalgata volvió a no gustarme nada. Este año ni los camiones de la basura evitaron que me cogiera un berrinche, y, claro, los tres abuelos allí en reunión (sobre todo las dos abuelas) se hacían cruces. Tener un nieto que se cogiera un choto viendo pasar la cabalgata de los Reyes Magos era algo que no entraba en sus planes, creo.

Por la noche, mis padres casi tuvieron que sacarme de las orejas al balcón para que colocase los zapatos y la comida para los Reyes (polvorones y mantecados) y para sus camellos (ganchitos y agua). Y a la mañana siguiente, cuando me levantaron contentos diciéndome que había que salir al balcón a ver si habían venido los Reyes, les contesté rotundamente que no, que yo lo que quería era un biberón y marcharme al cole. Con un par.

Al final he de reconocer que los regalos me gustaron mucho, y he debido de ser un niño súper bueno porque me han dejado regalos en todas partes. Eso sí, antes de ver los que habían dejado en casa de mi yaya Nieves me di una vuelta por allí para asegurarme de que no andaba ningún Rey suelto. He debido de salir republicano como mi abuelo Juan Román.

Aquí os dejo algunas fotos de la noche de Reyes, la mañana de Reyes y de dos de mis regalicos (la cocina y la guitarra en casa de los yayos Azucena y Enrique).




martes, 4 de enero de 2011

feliz año 2011



De esta guisa, disfrazado de Rey Mago, os deseo a todos un fantástico año 2011. Un año de grandes cambios para mí porque... ¡me va a traer un hermanito! O eso me dicen cada dos por tres. Algo de cierto tiene que tener cuando la tripa de mi mamá crece por momentos. Aunque el otro día le dije a mi yaya Azu que ella también llevaba un hermanito y se me echó a reír.

Eso del hermanito me lo pintan como algo bueno que me va a gustar mucho pero, por otro lado, me dicen que el hermanito será muy pequeñín, que no sabrá hablar ni jugar con los trenes y que, además de darle mis pañales, voy a tener que compartir con él mi cuarto y mis juguetes. Sinceramente, no sé qué le ven los mayores de divertido a eso... En fin, habrá que esperar a ver qué pasa.